Toronto se prepara para izar la bandera del orgullo, como se le llama a
la bandera que identifica a la comunidad LGBTI (Lesbianas, Homosexuales,
Bisexuales, Transgenero e Intermedio).
Esta vez se levanta para marcar nuestro estado de alianza para con los
miembros de la comunidad LGBTI, quienes han sido por años, perseguidos,
escrutinados, oprimidos y victimizados por su orientación sexual, por su
identificación de género o por sus elecciones de cómo desarrollar sus
vidas.
Mayo 17 es el día mundial en contra de la Homofobia y la Transfobia. En
este día se marca como uno en reconocimiento de los derechos de la comunidad
LGBTI y coincide con la eliminación de la homosexualidad de la lista de
enfermedades mentales, lo cual ocurrió en Mayo 17 1990.
Sabemos que más de 80 países tienen practicas crueles en contra de la
comunidad LGBTI, estas prácticas van desde el encarcelamiento hasta la muerte a
piedra. Con este día se quiere crear conciencia y mostrar solidaridad por aquellas
personas que deciden vivir sus vidas en forma diferente, este acto en sí,
requiere de valentía, puesto que se han arriesgado a salir del closet en una
sociedad prejuiciosa y que rechaza y margina todo y a todos quienes no piensan
o viven de acuerdo a la norma del montón.
Y mientras que hablamos de salir del closet, no hablemos de esta forma
tradicional, o sea, solo en referencia a dar a conocer una orientación sexual o
tendencia de género. Hablamos de como todos hemos experimentado el sentimiento
de estar o salir del closet.
Todos de una u otra manera hemos vivido en un closet aunque sea
temporalmente: cuando no hemos podido decirle a alguien que le amamos, o que
estamos embarazadas o que tenemos cáncer, o cualquier otra conversación difícil
que hayamos pospuesto porque sabemos de las posibles repercusiones.
La experiencia de estar y salir en el closet es universal, es miedosa
sobre todo porque no podemos prever la reacción del receptor o si vamos a ser
queridos o aceptados de la misma manera después de tal conversación.
Todos sabemos lo que significa vivir en un closet y lo oscuro de las
pequeñas paredes que lo rodean, todos sabemos que es sentir miedo y aunque es
evidente que ningún closet se parece a
otro, todos sabemos que es duro. Nadie puede decir que confesar que hemos sido
infieles es menos difícil que contarle a una amiga que vas a declararte en
quiebra o que decirle a tu hijo o hija de 5 años que te vas a divorciar es
menos difícil que dejarle saber a tus padres que no quieres ser médico. Duro es
duro.
Entonces heterosexuales y LGBTI sabemos lo que es vivir en closets y probablemente
hemos estados en varios durante el transcurso de nuestras vidas. Cada quien pueda dar cien razones del por qué
ciertos closet son más difíciles de salir que otros, pero difícil no es relativo
a la experiencia, sino al sentimiento con el que se vive.
Regresando a los miembros de la comunidad LGBTI, es función de los
aliados, es decir, de los heterosexuales que respetan la diferencia, utilizar
sus posiciones de privilegio para hablar y
promover conciencia respecto a la responsabilidad común que se tiene de
crear una sociedad inclusive y respetuosa de todos sus miembros.
Paola Gomez Restrepo
Soy una aliada!
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