Thursday, 15 May 2014

El camino que se recorre cuando no se es “normal”


El camino que se recorre cuando no se es “normal”
                                        "Sonrisa" foto tomada por Matthew Cordero-Gomez


Hoy sonrío con orgullo por no ser una mujer normal, por no ser una madre normal y por no ser un estereotipo de ninguna de mis circunstancias, hoy sonrío, pero también recuerdo los tiempos en los que mis circunstancias me causaban dolor y pienso en cómo será para otras mujeres inmigrantes que han recorrido o están recorriendo rutas parecidas.  

Esta crónica es dedicada a todas aquellas personas que hoy pasan por esos mismos caminos…  “Siempre hay luz al final del túnel”

Todos y todas, en particular quienes me leen, han vivido o experimentado lo que es ser tratado con perjuicios, bien por como hablamos:  Por nuestro acento, por nuestro tono, bien por como lucimos: El color de nuestra piel, el tipo de cabello, la forma de nuestra nariz, el tamaño de nuestras caderas o la ausencia de ellas, bien por nuestro género: Mujer, transgenero, homosexual, lesbiana o bien por nuestro país de origen; eso lo sabemos bien, en nuestra comunidad hispano hablante, nosotros que sabemos lo que es ser juzgado basado en cosas tan absurdas,  caemos en la triste trampa de estereotipar a una persona basados en nuestra experiencia con una o dos personas de esa misma nacionalidad: Tildamos gentes de perezosos, de mafiosos, cochinos, etc.

Pues bien, todos sabemos cómo se siente, y estoy segura que aunque a muchos se nos olvida, y pasado el tiempo nos convertimos en victimarios, cometiendo los mismo pecados que se han cometido con nosotros. Los únicos hechos que jamás se borran de nuestras mentes son los atropellos cometidos en contra de nuestros hijos e hijas en un sistema que  los desempodera por que no siguen la norma, porque son diferentes. 
Y no solo diferentes en el color de la piel o en tipo de cabello o en el apellido,  el cual a muchos les parece chistoso, sino  también en la forma en la que se relacionan con el mundo, la forma en la que ven el mundo. 

Los niños y niñas  con habilidades especiales, los nuestros, los niños y niñas latinos tienen un reto mucho mayor, cuando se trata de sobrevivir en un sistema que los trata como números y pretende meter en una caja llamada "normalidad".

Ocho años atrás, mi inglés era limitado, nueva al país, estaba ansiosa de que mi hijo entrara a la escuela, ya saben, era tiempo de empezar ese camino que traería muchos razones de orgullo y que trazaría las bases para lo que en mi propia idea sería una vida de éxito, después de todo, mi hijo tendría la oportunidad en esta país, lleno de cosas grandes.

De alguna manera, era motivo de orgullo para mí que mi hijo estuviese un una escuela donde la mayoría de niños y niñas eran blancos, donde las casas alrededor eran de esas que costaban cerca al millón de dólares; de alguna manera ese ambiente me hacía sentir que mi hijo empezaría por un buen camino, “con la gente indicada”, y toda esa gente indicada no lucía como mi hijo o como yo.

A la segunda semana de escuela, la profesora, una mujer blanca, mayor y quien corregía mi ingles persistentemente, pero sobre todo, quien pareciera imposible complacer, me dijo de la manera más despectiva; “Debe sacar a su hijo de esta escuela, yo no lo puedo tener en la clase, hay algo malo con él”.   

Recuerdo el nudo en la garganta, el dolor en el alma; el chiquito de mi corazón no era querido en este lugar y yo lo pude sentir en cada centímetro de mi piel.

Algunos de mis lectores tendrán idea de lo que es un “team meeting”, esencialmente una reunión donde los diferentes departamentos de las escuela se reúnen con el padre o la madre, con el propósito de buscar alternativas para hacer de la experiencia educativa una "muy positiva".


Qué gran sorpresa me lleve aquella mañana; pareciera que todas aquellas personas sentadas alrededor de esa mesa, estuviesen confabuladas para aconsejarme que la mejor opción era sacar a mi niño de la escuela, bajo el argumento de que ellos no tenían ni los recursos ni el personal para lidiar con lo que ellos creían que mi hijo tenía. “Una necesidad especial”. 

Recuerdo a la directora de la escuela diciéndome “Realmente todos los niños y niñas de esta escuela son normales, entonces no podemos ofrecerle nada al suyo”


La rabia y dolor aumentaban, ya saben ustedes; de esa forma en la que una dice “que me hagan a mí lo que quieran, pero a mi hijo lo dejan quieto”.   Trate de quejarme  y toda la gente con la que me topaba, todos blancos por cierto, y sin la mas mínima idea de lo significa o como se siente ser oprimido o sentirse atropellado, tendían a minimizar mi experiencia.

Recuerdo a Irene, una mujer blanca también, directora de la guardería que mi hijo atendía, me ofreció un vaso de agua y unos cuantos números a los cuales podría llamar. 

No voy a negar que yo presentía que algo era diferente con mi hijo, lo que no esperaba era la ausencia de apoyo, era algo como :” ya  es dificil y sabes que te toca mas duro, te sientes como que eres menos por ser latina y encima de todo con algún tipo de condición que te hace ser aun mas diferente… Cual sería el futuro? Como se supera? Donde está el apoyo?”

Yo he peleado por cada cosa que he tenido y creo que nunca antes había peleado tanto como lo hice durante los meses que precedieron  Junior JK para mi hijo. Pero lo logre; Mi hijo atendió programas de apoyo y peleas respecto a su condición surgieron: Es autismo o es que para un niño que habla todo el tiempo español en casa y en escuela habla ingles le es más difícil adaptarse al ambiente? Es una o es la otra? O ambas?.  Es que es muy tímido o es que hay una deficiencia en su desarrollo? Pero en mi país, no existe el autismo?. 

Después de dos años en JK, era tiempo de entrar a la escuela primaria, también tiempo de asistir a reuniones que determinarían si mi hijo reunía los requisitos de un niño excepcional para atender programas especiales. Y a este punto tendría que lidiar con los prejuicios de mi propia familia: “No meta al niño a esos programas que no hay nada malo con él”, “Como usted nunca hablo con nadie mientras crecía y aquí esta, nadie la calla”. “No meta al niño a esos programas, lo va a volver bobo o qué?. Mientras tanto la escuela seguía diciendo que el cupo no era seguro por que abrían niños con mas necesidades que el mío.

Tuve la gran fortuna de tener una profesora, recuerdo que era de la India, ella, una mujer que entendía que mi lucha era para darle los servicios apropiados a mi hijo, pero que estos no llegarían tan fácil porque muy disimuladamente para esta sociedad, nosotros los de *color , seguimos siendo ciudadanos de segunda categoría.  Ella me ayudo a entender el sistema y me daba clases de cómo abogar por mi hijo, que leyes leer y a quién acudir. Como buena alumna, las seguí todas. Esto me condujo a la mejor escuela, al mejor equipo de trabajo, al mejor profesor.

*(Llamese de color todo aquel que no tiene ojos azules y cabello rubio natural, posee algún acento y sus orígenes no son europeos; Y aunque tengas todos los anteriores, per naciste en America Latina: Eres de color)

Mi experiencia por los últimos años ha sido buena, mi hijo atiende una escuela pequeña donde los niños y las niñas pertenecen a comunidades racializadas. Mi hijo adora su escuela y en ella, el a florecido y adquirido habilidades que pudieron no ocurrir debido a lo cerrado del sistema. Pero lo logramos, la lucha no fue perdida. 

Ahora nos preparamos para la escuela intermedia, los mismos temores concurren. Estoy segura de que el estará bien, no hay nada de lo que me sienta más orgullosa que de tener el hijo que tengo; uno que no es normal, no hay nada que me llene de mas orgullo que ver la persona quien es y sus extraordinarias habilidades, muchos lo verán diferente , pero eso es lo que lo hace maravilloso. 

La aproxima vez que intentemos juzgar a alguien por algún factor que nos es desconocido, detengámonos por un momento y pensemos en la vez en que se nos juzgo injustamente o la vez que hicieron un chiste tonto basado en el hecho de que era mujer, o bajo, o que era negra o que era de Colombia o que tenia la boca grande o que ya no tenemos 15 o por que tenemos 15 o por que somos latinos, etc.

Recordemos que esto que somos, lo podemos ser con orgullo y que de  dónde venimos no determina quienes somos pero si nos ayuda a saber a dónde queremos ir.


Recordemos que no hay nada malo en ser diferente y que lo más maravilloso de la vida esta apenas por ser descubierto.

Paola Gomez Restrepo  




 

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